"La próxima vez que te sientas iracundo, ve y da siete vueltas a la casa, y después siéntate debajo de un árbol y observa dónde se ha ido tu ira. No la has reprimido, no la has controlado, no se la has echado encima a nadie... La ira sólo es un vómito mental; no hace falta echarla encima de nadie. Corre un poco, o toma una almohada y golpéala hasta que se te relajen las manos y los dientes. En la transformación nunca controlas, simplemente te haces más consciente. Estás iracundo, es un fenómeno muy hermoso, es como electricidad en las nubes..."
Osho
Si uno profundiza muy a fondo en la ira, en lugar de pasarla simplemente por alto, entonces, ¿qué entraña? ¿Por qué se enoja uno? Usted se siente herido porque alguien le ha dicho algo cruel; cuando se le dice algo halagador, se siente complacido. ¿Por qué se siente lastimado? ¿No es por engreimiento? Y, ¿por qué hay engreimiento?
Porque uno tiene una idea, un símbolo, una imagen de sí mismo, de los que es o de lo que debería ser. ¿Por qué se crea una imagen de sí mismo? Porque nunca ha estudiado, de hecho, lo que es. Pensamos que debemos ser esto o aquello, el ideal, el héroe, el ejemplo. Lo que aviva el enfado es que nuestro ideal, la idea que tenemos de nosotros mismos, sea atacada. Y la idea que tenemos de nosotros mismos es nuestra forma de escapar del hecho que somos. Pero cuando uno observa el hecho real de lo que es, nadie puede lastimarlo. Entonces, si uno es un mentiroso y se le dice que es mentiroso, eso no le hiere, pues es un hecho; pero si finge no ser un mentiroso y le dicen que lo es, entonces se enoja, se violenta.
De modo que vivimos siempre en un mundo de ideas, de ficción, y nunca en el mundo de la realidad. Para observar lo que es, para verlo, para estar realmente familiarizado con ello, no debe haber juicios, evaluaciones, opiniones, o temor.
¿Qué estás haciendo con tu vida?
©KFA. Krishnamurti